El fracaso de la concesión del corredor turístico se dio por múltiples razones. La movilización de la población de El Progreso contra un injusto cobro se sumó a una inviabilidad financiera y técnica. Este proyecto tenía fallas serias, pero no podemos dejar que su fracaso castigue el desarrollo de la Perla del Ulúa.
El problema se dio por el mismo complejo de gigantismo que afecta muchos de nuestros proyectos, y restringe la capacidad de acción pública. Es mucho más glamoroso decir que construiremos una carretera de casi 150 km de La Barca a Tela, que simplemente resolver el embudo vial de El Progreso.
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