La emigración ilegal tiene muchos costos colaterales: familias fragmentadas, daño a la cohesión social, pérdida de vitalidad para el país, entre otras. Una de las formas en donde se manifiestan es al existir la precariedad financiera, ya que las personas tienen dificultades serias para ahorrar y manejar estos recursos, que era la razón primaria para salir del país. En menor medida, este problema lo tienen los demás hondureños residentes en el exterior.
Pensemos en todas las limitaciones que puede tener para manejar su dinero una persona indocumentada: no puede abrir una cuenta de banco, recibir pagos electrónicamente, o hacer inversiones en su ubicación actual. Adicionalmente, no puede regresar a Honduras, por lo que tampoco puede realizar esas actividades aquí.
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