La línea entre la escogencia e implementación de un proyecto es difusa. Al iniciar el proceso de echarle a andar, se puede requerir modificar, expandir, cancelar o variar de cualquier forma. Esta flexibilidad es muy importante en esta fase inicial de implementación. Para esquematizarlo, definimos tres etapas de implementación: la planificación, la ejecución preoperativa y el lanzamiento. A medida que avanzan las etapas, aumentan los costos y el riesgo.
Para iniciar, prima la necesidad de tomar acciones reversibles, privadas y de bajo costo. Esto incluye toda la preparación personal necesaria (académica, técnica y de campo), el sondeo o búsqueda de contrapartes (potenciales socios, plataformas, clientes, proveedores, etc.) sin compromiso, y una definición de tareas con secuencias. Generalmente, la persona o equipo inicial trabaja de forma privada.
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