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Adquisiciones del estado: unificar modalidades

Un problema importante en el proceso de compras del estado es la multiplicidad de procesos paralelos. Como los procesos legales existentes son complejos y arcaicos, la necesidad de agilidad en casos urgentes de interés público o de la autoridad crea una tentación para obviarlos. Es más sencillo, y aparentemente demuestra más compromiso, crear un proceso paralelo que corregir el general. A corto plazo se logra el cometido, pero luego comienzan a cobrarse los costos ocultos. La multiplicidad de sistemas hace difícil el control y el invertir para volverlos más eficientes. Al haber una cultura de opacidad y niveles de control automáticos débiles, aumentan las posibilidades de despilfarro y corrupción.

Por tanto, es en interés de la sociedad que los procesos de adquisiciones se vayan volviendo más uniformes y bajo una misma normativa legal. El uso de una plataforma única, total o parcialmente, puede ayudar a lograr este objetivo. El otro componente es definir cuáles en realidad son áreas especiales que requieren estar fuera del sistema y llevarlas al mínimo. Habría una inercia fuerte para proteger estas formas paralelas, pero no creemos que tienen más argumento a su favor más allá de la costumbre, la conveniencia, o un interés ajeno al estado.

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Adquisiciones del estado: problemas y oportunidades

Las adquisiciones que hace el estado para operar o invertir, son (aparte de los salarios) la mayor causa de erogación de fondos públicos. Su naturaleza es muy compleja, ya que abarca decenas de miles de tipos de artículos, de costos que van desde los centavos a las decenas de millones. Otras variables que lo hacen más complejo incluyen: servicios, mantenimiento, entregas en puntos geográficos distintos, inventarios garantizados, etc. Sin descontar el efecto de funcionarios venales coludidos con proveedores inescrupulosos, la enorme escala y complejidad crea desafíos que continúan creciendo con el tiempo.

Un desafío importante es derivado del tamaño. Una manera interesante de ver su manejo es un dial, que puede aumentar o disminuir la centralización. En un extremo A se puede dar mayor énfasis al control, promoviendo la centralización de los procesos. Esto abarca reservar las decisiones al nivel más alto posible y tener mecanismos de control rigurosos. Esto resulta en burocratizar y reducir eficiencia (al estar más lejos del usuario), aumentando el desperdicio y la lentitud.

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