Cuidado de los animales

Jose S. Azcona Bocock

Las tradiciones religiosas nos dicen que los humanos somos los custodios de la tierra, con poder de dominio sobre las demás criaturas. El humanismo define a nuestra especie como la única poseedora de razón, y por tanto de derechos naturales. El tema del maltrato animal ni siquiera se consideraba algo desaprobado hasta hace unos siglos, y en ley hasta hace unas décadas.

Aun con esta historia y base intelectual, nos resulta evidente (sin necesidad de analizarlo) que tenemos una responsabilidad de cuidado y atención con los animales. Instintivamente, rechazamos la crueldad y tenemos empatía con sus sentimientos, y sabemos que son seres vivos que comparten nuestro entorno.  Esto genera una obligación, aunque indefinida, para asegurarles no ser expuestos a dolor o sufrimiento innecesario.

El cuidado de los animales no tiene que ser definido en términos de sus derechos, exclusivamente, para merecer el interés social. Aun en ausencia de estos, nuestra propia naturaleza humana los demanda para estar completos. La principal razón para cuidarles no es que tienen derechos, sino que nosotros tenemos humanidad.  Su protección refleja y alimenta los rasgos de solidaridad a los que aspiramos-la ausencia de esta fortalece los patrones de abuso que deploramos.

El maltrato animal refleja crueldad, indiferencia, o violencia. Este tipo de accionar permea al resto de las acciones sociales. Es más fácil golpear a un humano después de habérselo hecho a un perro, o ser grosero con un familiar después de haber envenenado a un gato. La sensibilización al dolor y necesidades ajenas se fortalece con el respeto por los animales.  Está probado que los niños que desarrollan empatía y capacidad de cuidado a los animales logran mejor socialización y vínculo con otras personas- adicionalmente a los beneficios de compañía y convivencia agradable.   Los estudios demuestran que hay una correlación directa entre el abuso a los animales y la violencia contra humanos (ver fuente).

En Honduras está vigente desde hace unos años la Ley de protección y bienestar animal. Esta es poco conocida, y se implementa de forma esporádica. Es importante que la misma sea socializada por los sectores y que se conozca de parte del público. Adicionalmente, que las autoridades le presten atención y que las comunidades apoyen a que se cumplan sus disposiciones.

Para otras tareas de apoyo (albergues, campañas de concientización, etc.) los esfuerzos deben ser individuales o surgidos de la sociedad, ya que por las razones expuestas en el primer párrafo será difícil destinar muchos recursos públicos. Existe una enorme voluntad social y un interés creciente por este tema, que debe ser visto como parte de un proceso integral de construir una sociedad más avanzada. Existen algunos conflictos en las actividades productivas que involucran productos de origen animal.  En estos rubros, la experiencia de otras sociedades, y la exigencia de un público cada vez más consciente de este tema, debe ir dando la pauta para la implementación de mejores prácticas.  En este caso, las organizaciones sociales pueden ir educando y dando la pauta para un mejoramiento gradual de los procesos.

Continuar desarrollando una sociedad que sea generosa y afectiva con sus mascotas, y demás animales con que nos toque convivir, es importante para construir una sociedad más buena, justa y solidaria.

  • https://www.produccion-animal.com.ar/etologia_y_bienestar/bienestar_en_general/79-abuso_a_los_animales_y_violencia_humana.pdf