Informe de rentas 1890: presupuesto e ingresos
Jose S. Azcona Bocock
En el año de 1996 tuve acceso a rescatar un libro que iba a ser desechado de una biblioteca estatal, con la idea de compartirlo y hacerlo vivir al futuro. Este es el volumen denominado “Informe Dirección General de Rentas de la República correspondiente al año económico de 1889 a 1890” publicado por la tipografía del gobierno en Tegucigalpa en 1890. El mismo lo he digitalizado para hacerlo accesible. Creo que tenemos la obligación de hacer público cualquier documento de valor histórico que llegue a nuestras manos.
Lo primero que salta a la vista es la formalidad en los escritos y las comunicaciones. Las floridas cartas entre el titular del Ministerio de Hacienda, los Directores Generales, los Jefes de Aduanas y otros, se acompañan de una gran cantidad de cifras minuciosas. Si consideramos que el relato de E. Squier en sus “Apuntes sobre los Estados de Centroamérica” (1855) no pudo compilar cifras de rentas y erogaciones del estado de Honduras, ya que no existía información publicada o conocida, esto representa un avance sustancial.
Ya existía un sistema de presupuesto, aunque este tenía desbalances especialmente producto de no tener un banco del estado. El presupuesto nominal estaba balanceado (iguales ingresos y gastos) con un monto de $1,228,800 (cifras en pesos plata $). La ejecución real fue de $2,142,000 (un exceso de más de 75%), excedente que se debía primariamente a dos tipos de amortización de deuda (en cuenta corriente y emisiones de títulos valores). Para los ingresos, había un excedente de lo presupuestado de $312,000 (que se explica en el crecimiento de rentas explicado abajo), el resto correspondiente a nuevas emisiones de deuda.
Como se puede ver, la deuda no se manejaba dentro del presupuesto y era muy a corto plazo. Se tenían pocos mecanismos para captar recursos, y los que había debieron haber sido caros (la información no está en el reporte). El monto de la deuda pública pasó de $1,536,000 a $1,439,000, pero esto no incluía la exorbitante deuda del Ferrocarril Interoceánico, que el gobierno no contabilizaba por considerarla inválida. Esta sumaba en esa fecha, según mi cálculo aproximado, $60,000,000 (e intereses de $4,500,000 anuales), lo que grandemente hubiese abrumado las finanzas nacionales.
Las rentas del estado crecieron de $1,450,000 en el año terminado de 1888 a $1,842,000 en 1889, lo que es un crecimiento de un 27% interanual. En 1874 el ingreso era de $274,000, y para 1880 era de $947,000; hubo crecimiento moderado a mediados de la década y se acelera a finales. Este se debe grandemente a la mina de San Juancito y luego al crecimiento del comercio y de otras actividades producto tanto de esa actividad minera. Adicionalmente, contribuyeron la penetración de correo y telégrafo a lo largo de la década, así como casi 12 años de paz interna que era algo que no se había logrado por extensos periodos del siglo XIX.
El ingreso tenía varios componentes principales, que eran los aranceles aduaneros y la renta interior (principalmente monopolios de aguardiente y tabaco). El más importante, llegando a $810,000 (44% del total), eran los ingresos aduaneros principalmente de importación Se reportaban de una manera enfática los problemas que había con defraudación: “inveterados hábitos del comercio y prácticas corrompidas de los agentes fiscales, … poner a raya escandalosas infracciones cualquiera que sea la categoría individual y posición oficial de los asaltantes del tesoro público”.
Había un monopolio en la venta de aguardiente, y por eso el producto pasó de $451,000 en 1888 a 493,000 en 1889, representando un crecimiento de un 7% anual que correspondía a 650,684 botellas de aguardiente. Cómo se puede observar en la distribución departamental, había más venta en la zona donde el gobierno tenía mayor presencia (departamento de Tegucigalpa), y también el informe se queja de la proliferación de aguardiente clandestino, por lo que el consumo ha de haber sido mucho mayor.
La renta del tabaco produce una utilidad de $268,000, siendo la tercera fuente de ingresos. Este se cargaba al consumo, y el tabaco procedía primariamente del departamento de Copan. Aunque había poca exportación, lo que había ajustaba para el consumo interno y para sostener una industria artesanal.
Los demás ingresos como la renta, timbres para documentos legales, impuesto pecuario de consumo, cortes de madera y otros, eran pequeños. El tamaño del estado era muy reducido (una erogación e ingreso de $4 por habitante aproximadamente). La base económica era muy débil para cumplir con las funciones mínimas de un gobierno, pero el país llevaba una tendencia de crecimiento y formalización.