Soluciones viales prácticas: calles de una vía y prohibición de estacionamiento

Jose S. Azcona Bocock

La circulación en un solo sentido es una forma de ordenamiento vial que poco se ha utilizado en el Distrito Central (y resto de ciudades de Honduras). No es una solución de tipo general, pero para una serie de problemas de tráfico específicos, eliminar el doble sentido de circulación es recomendable. Existen grandes aglomeraciones urbanas en el mundo que usan primariamente este tipo de organización. Por ejemplo, la zona urbana de Manhattan tiene la mayoría de sus calles de una vía. No tienen una inmensidad de carriles, en su mayoría son de dos o tres, que es el equivalente de convertir una calle convencional de doble sentido. 

Localmente, vemos que la vialidad en las zonas centrales de Tegucigalpa y Comayagüela es mucho más tolerable de lo que indicaría su alta densidad de tráfico y estrechez de las calzadas. Se ha experimentado en otros sectores con un éxito emblemático en el área de Tepeyac, donde una intersección muy complicada se convirtió en un punto de circulación muy fluido. Otras no han tenido tanto éxito por los desafíos especiales que acompañan a la solución.

Para lograr que esta solución funcione, es necesario lograr circuitos de circulación continua. Las mejores soluciones pueden ser vistas como una rotonda que abarca cuadras enteras, con libre ingreso y egreso de todas las direcciones. Una cuadrícula logra el efecto de una rotonda en cada cuadra, multiplicando el efecto. Son necesarias dos rutas paralelas para construir los ejes opuestos (norte-sur, este-oeste), sin las cuales se penaliza el tráfico en alguna dirección.   

La cantidad de giros y cruces se reducen considerablemente, evitando el congestionamiento. Los giros a la izquierda se pueden hacer de forma continua (se elimina el cruce contra el tráfico en el sentido contrario), obviando la necesidad de altos o semáforos. El cruce peatonal se vuelve más sencillo también, al generar cruces peatonales en la circunferencia exterior, con derecho de paso preferente para los caminantes.

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En muchos casos las calles existentes han sido convertidas en vías particulares por medio de portones. Estos, ya sea erigidos legal o ilegalmente, tienen el efecto de limitar las soluciones viales. Abrir todas las vías de circulación (que no sean de entrada y salida única) en las zonas elegibles de alto tráfico permitiría generar más soluciones, además de aliviar el trafico en la mayor cantidad de rutas disponibles.

La circulación en un sentido no es aplicable en todos los casos. Cuando no hay vía alterna para integrar el circuito, circular en una o más direcciones se vuelve complejo. Esto hace más probable que se irrespete el cambio y que migre el tráfico a otras rutas, causando problemas mayores. 

Otra solución adicional es prohibir el estacionamiento en las rutas principales y convertirlo en espacio de circulación. Al eliminar el estacionamiento se logra aumentar uno o dos carriles a la capacidad de circulación de la calle. El estacionamiento paralelo no solo reduce el carril de circulación, sino que además causa obstrucciones en el proceso de entrar y salir de él.

En vías principales, el efecto de la incomodidad de algunos de no tener un aparcadero inmediato es marginal comparado con la libre circulación de muchos. De igual manera, al abrir calles cerradas se estaría dando un beneficio a todos, incluyendo a los propietarios y usuarios colindantes. Estos, al igual que el resto de la población, se beneficiarían de la mayor accesibilidad y facilidad de movilización. 

Para que ambas medidas se cumplan, es necesaria una señalización clara y amigable que genere respeto para el espacio público. Sin esta, los patrones de uso no cambiarán. La posibilidad de mejorar la vialidad con este tipo de medidas económicas y sencillas es sustancial, pero requiere la fuerza política de la autoridad y la solidaridad de los ciudadanos.