El libro “El Ferrocarril Interoceánico de Honduras. El sueño del progreso y la región del Valle de Sula” de la escritora Ingris Lagos Soriano propone que este valle, como región, nace del proyecto. Sabemos que el proceso de desarrollar el ferrocarril fue terrible para las finanzas y las posibilidades de desarrollo futuras del país. Pero esta realidad se complementa (con un análisis bastante convincente) con efectos colaterales que dejaron beneficios reales y permanentes.
Antes del inicio del proyecto, el Valle era casi despoblado e improductivo. El puerto principal era Omoa, y el comercio que se concentraba allí era principalmente marítimo con los demás puertos del golfo de Honduras. Por la ausencia de vías de comunicación terrestre, el volumen y valor de los productos enviados y recibidos del interior era muy bajo. Adicionalmente, esta escasez de vías de comunicación hacía imposible la creación de polos comerciales tierra adentro.
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