¿Protección o libre comercio? Lecciones históricas

El conflicto entre proteccionismo y libre comercio ha sido de gran importancia en el desarrollo del pensamiento político moderno. Ambas vertientes cuentan con una ilustre historia intelectual y de experiencias prácticas. Igualmente, para ambos casos se encuentran ejemplos de mala aplicación que dañaron a una sociedad y su progreso. Esto se enmarca en una política de estado que puede dar preferencia al interés del consumidor (liberal) o productor (nacionalista). Estos términos son específicos al tema, y no guardan relación con los partidos políticos actuales.

El modelo de manejo del comercio internacional hasta el siglo XVIII era el mercantilismo.  Este estaba basado en que la actividad económica no generaba crecimiento y en que los estados debieran de tratar de acaparar el mayor comercio posible (manifestado como oro y plata). Por tanto, se aspiraba a controlar con restricciones, aranceles y monopolios la actividad, lo cual resultaba contraproducente.

Leer más
¿Protección o libre comercio?

Aunque se han suscrito una serie de tratados de libre comercio, el estado conserva potestades para fijar protección arancelaria (explicita u oculta). Aparte del cobro del 15% por internación, existen diferentes aranceles y salvaguardas (en la práctica funcionan similarmente). La política de fijación de aranceles cumple dos fines: lograr ingresos para el estado y promover la producción nacional.

La mayor parte de la recaudación ha pasado a ser tributaria, por lo que el arancel aduanero se ha ido volviendo gradualmente menos importante como herramienta de recaudación. Se ha vuelto aceptada a nivel general la teoría de que se debe pagar lo menos posible por las materias primas o insumos de producción, transfiriendo la carga a los artículos que no requieren transformación adicional. Esto tiene lógica, ya que el insumo generará valor agregado que se queda en el país.

Leer más
Cómo comenzar un proyecto: la operación

Una vez concluida la implementación preoperativa, se pasa a la fase de operación. Esto no representa que no se regresa a concebir e implementar elementos nuevos. Es implícita en la naturaleza de cualquier proyecto la necesidad de innovar y adaptarse a los cambios. Por tanto, continuar preparándose y mejorar la operación es un acompañante permanente de la misma.

La operación en sí misma es su propia escuela. Generalmente surgen oportunidades o desafíos que no se habían contemplado en las fases anteriores, las cuales deben ser consideradas. El nivel de flexibilidad es mucho menor que cuando se está trabajando en preliminares y los costos de hacer cambios pueden ser considerables, por lo que es necesario hacer un balance para tomar decisiones.

Leer más