Julio César y Marco Aurelio: tipos de autobiografía clásicos
Jose S. Azcona Bocock
Escribir es la forma de explicar quién somos y comunicarnos con el futuro. Se dice que los pueblos sin letras carecen de memoria y están condenados al olvido. Entre los cimientos de una tradición literaria está el que las personas narren su propia realidad, y representa un avance sobre la mítica o dinástica (que son las primeras formas literarias en desarrollarse).
La existencia de obras autobiográficas (de distintos tipos) permiten que otros se enriquezcan de los recuerdos y pensamientos de quien las escribe. Tienen la ventaja de permitirnos acceder a la mente de sus creadores, y lo primero que podemos descubrir es que tenemos más similitudes con personas de otras culturas o tiempos de lo que pudiéramos imaginar.
Los romanos entendían esto hace miles de años, y nos han dejado ejemplos importantes de obras de este tipo. Diferentes estadistas dejaron copiosas obras o correspondencia referente a los hechos en que participaron o vieron (Cicerón, Plinio, etc.), pero hay dos autores que sobresalen y pueden ser vistos como complementarios. Estos son Julio César y Marco Aurelio, que tienen un enfoque completamente distinto en su creación literaria, pero comparten haberse tomado el tiempo de escribir (con un alto nivel de calidad) cumpliendo enormes responsabilidades con excelencia.
Gallia omnis divisa in partes tres (Galia entera se divide en tres partes). Con esta escueta frase Cayo Julio César da inicio a su magistral obra Comentarii de Bello Gallico, donde narra la historia de la conquista romana de la mayor parte del actual territorio de Francia. Esta obra es considerada como uno de los ejemplos clásicos de prosa latina y un documento histórico de gran valor, al ser una fuente primaria de grandes hechos históricos.
Este libro tenía el fin propagandístico de demostrar al pueblo romano la grandeza y dificultad de sus proezas marciales. Sin embargo, esto no le quitó su objetividad, y si bien enfatiza las partes más convenientes en el relato, no hay falsedades u ocultamiento de la verdad. Se ve claramente la enorme energía y curiosidad de su autor (dícese que dictaba a dos secretarios en forma paralela, realizando otras actividades), y un sentido de explicar sus experiencias. La agresión expansionista de fines de la Republica Romana, junto con sus valores de justicia y lealtad, vive en sus páginas.
Las Meditaciones de Marco Aurelio son completamente diferentes, al igual que la época histórica en que vivió. Un imperio maduro y consolidado, con estabilidad política, pero sujeto a novedosas amenazas externas, llamaba más a la reflexión que a la acción. Por tanto, no es de extrañar que esta obra sea completamente introspectiva y privada. Marco Aurelio “el emperador filósofo”, trataba de buscar cómo vivir una vida ordenada y buena usando el estoicismo como base.
Desde su dedicatoria “A sí mismo”, esta obra recoge su lucha por ser una mejor persona, cumplir sus deberes y ser justo, manteniendo el equilibrio interior. Este libro se escribió como diario, donde cada noche escribía para contextualizar y pensar sobre la naturaleza de los acontecimientos y la vida.
Nuestro juicio moderno diría que Marco Aurelio es una mejor persona que Julio César, pero que la prosa de este último es más vívida. Ambas formas de documentar experiencias son válidas y contienen muchas enseñanzas. Se puede aprender de la enorme energía, curiosidad y astucia de César. Los criterios, moderación y sabiduría de Marco son ejemplares. Ambos casos son relacionables, y nos es fácil seguir su narrativa entendiendo su lógica.
Una última lección qué derivar es que parte de la grandeza de Roma es que sus pensadores aplicaban sus talentos tanto a narrar los hechos externos como los sentimientos y pensamientos individuales. Ambas cosas eran útiles para lograr construir una sociedad más desarrollada y enriquecer el conocimiento. El ejemplo de estas voces lejanas, pero accesibles, nos puede servir además para plasmar nuestros pensamientos o acciones. Esto nos ayudará a entender nuestra realidad mejor y a crear un vínculo con el futuro.