La auditoría interna en una empresa
Jose S. Azcona Bocock
A medida que las organizaciones crecen, es necesario desarrollar nuevos mecanismos para asegurar que los procesos sigan las mejores prácticas. Esto incluye, además de los aspectos obvios como la corrupción y el despilfarro, otros elementos menos intuitivos. Entre estos pueden estar el balance laboral, redundancias o ineficiencias en los procesos, bajo desempeño encubierto y otras situaciones similares. Lo más importante es que estos mecanismos brindan herramientas para mejorar la organización y sus procesos, permitiéndole operar con mayor eficiencia y profesionalismo.
He tenido la oportunidad de participar en la implementación de un sistema de auditoría interna en una empresa, lo cual me ha dado cierta experiencia en el tema. En primer lugar, esta función no forma parte del engranaje jerárquico de la empresa. Uno de los errores más comunes es incluirla en el área administrativa o financiera, lo que limita su capacidad de desarrollo y su independencia. La unidad de auditoría interna trabaja para la Junta Directiva, actuando como sus ojos y oídos dentro de la organización.
Esta unidad puede consistir en una sola posición en una empresa mediana, o expandirse y contar con personal especializado en diferentes áreas en el caso de una organización más grande. Aunque tenga una estructura jerárquica interna, siempre debe manejar un alto grado de independencia y capacidad de acción, más allá de lo que se daría en una estructura organizativa normal. Esto permite aprovechar el beneficio de contar con varias personas cuestionando y proponiendo soluciones.
La auditoría interna no es enemiga de los miembros de la organización. Existen reservas institucionales naturales hacia cualquier intrusión en los procesos laborales. Por eso, al implementar esta unidad, es esencial explicar a todas las personas involucradas lo que ocurrirá. La información debe detallar claramente los objetivos del proceso de auditoría, los cuales van mucho más allá de verificar el cumplimiento de las tareas diarias de cada persona.
La auditoría incluye la identificación de riesgos financieros, operativos, de cumplimiento y reputacionales que puedan afectar a la organización, ayudando a la dirección a tomar decisiones informadas para mitigar esos riesgos. También verifica que la empresa cumpla con las leyes, regulaciones y normativas del sector, así como con las políticas y procedimientos internos. Además, revisa si la empresa está cumpliendo sus objetivos y metas estratégicas, ofreciendo recomendaciones para mejorar el rendimiento. El principal objetivo es identificar áreas de oportunidad en los procesos, sistemas y controles, proponiendo mejoras para optimizar las operaciones y reducir errores o ineficiencias.
Para que estos resultados sean efectivos, es esencial el interés y la consistencia en ejecutar todos los pasos necesarios. Uno de los problemas comunes cuando llegan consultorías externas a revisar procesos y recomendar mejores prácticas es que, a menudo, estas recomendaciones no se implementan. Por ello, es necesario diseñar mecanismos de evaluación que incluyan objetivos e indicadores de desempeño medibles. Aunque una evaluación inicial es importante, solo será útil si se crean mecanismos de evaluación continua a lo largo del tiempo, permitiendo comparar los indicadores. Aunque la unidad de auditoría puede acompañar este proceso, se espera que la organización asuma y haga suyo el procedimiento.
Los resultados de las evaluaciones y las propuestas deben discutirse de forma puntual y amplia con los equipos. Esto es importante, ya que debe haber una documentación y reporte de los resultados, los cuales deben considerarse indicadores de desempeño laboral individual y de equipo. Las recomendaciones y acciones correctivas que se determinen deben someterse a un proceso continuo de monitoreo y revisión. Este monitoreo debe incluir no solo lo propuesto en evaluaciones anteriores, sino también nuevos hallazgos que surjan de forma continua.
Considero que esta herramienta es de gran utilidad para construir organizaciones profesionales y sólidas, sin crear relaciones adversariales ni un ambiente laboral hostil. Aprovechar al máximo este sistema y evitar problemas depende de la presencia y el liderazgo continuo de los directivos de la organización.