La deuda con los municipios del sur de Francisco Morazán
Jose S. Azcona Bocock
A escasos 60 km de la ciudad capital se accede a una de las zonas con más pobreza y desafíos de desarrollo en el país. Estos son los denominados municipios del sur de Francisco Morazán (Alubarén, Curarén, San Miguelito, La Libertad, Reitoca), aunque el mapa los coloca en la esquina suroccidental del departamento.
Se les denomina los “municipios olvidados” del departamento por su poca visibilidad en la opinión pública y el espacio político. Como son distantes y dispersos, con malas comunicaciones, reciben mucha menos atención que otros. Esta poca visibilidad resulta en menos capacidad de obtener inversión, lo cual ha generado un ciclo vicioso de marginación.
Su geografía es muy montañosa y agreste. De gran belleza natural, causa limitaciones a la agricultura y otras actividades económicas. Existe una gran cantidad de emigración hacia la ciudad capital, y hacia Estados Unidos, por la escasez de oportunidades.
Estos comparten tres problemas importantes que afectan su desarrollo. El primero es la dificultad de las comunicaciones terrestres. El ramal de la carretera del sur hacia ellos ha sido descuidado históricamente, y sigue sin la atención debida. Los 38 km hasta Curaren -el municipio más poblado y distante- toman casi dos horas de recorrido (fuente: Mapas de Google), lo que sería fácilmente acortado a 30 minutos con una carretera.
Resolver esto representa una oportunidad adicional, ya que solo hay 18 km adicionales hasta llegar al “Canal Seco” utilizando esta vía. Una vía de empalme entre ambas carreteras principales serviría de mucho, al no tener conexión a todo lo largo de su longitud. La existencia de esa conexión daría más utilidad y capacidad de aprovechamiento a la misma. Además, ayudaría a dar vida y prosperidad a estas comunidades, permitiéndoles unirse a las actividades económicas de una manera más integral.
Otro desafío es el de agua para irrigación. La represa de Nacaome tiene su zona de captación en estos municipios, por lo que sería equitativo integrarlos a un sistema de riego (por bombeo) integrado a la misma. Se ha discutido mucho un sistema para aprovechar el exceso de caudal de esta represa para ser aprovechado para agua potable del Distrito Central, y ambos proyectos pueden coincidir. Una misma línea de elevación puede servir para ambos fines.
Sería necesario un manejo responsable de la cuenca del rio Goascorán para asegurar su sostenibilidad. Existen formas de tasar y medir los derechos de agua para garantizar el aprovisionamiento a largo plazo. Estas dos soluciones harían viable el desarrollo de la agricultura y otras actividades relacionadas.
Por último, la infraestructura de salud, educación, y otros servicios requiere atención. Como resultado del mismo olvido, los indicadores en estas áreas reflejan una inversión precaria. La inversión en educación pública, infraestructura de agua potable, y centros de salud es deficitaria. La inversión privada podría contribuir al desarrollo de estas regiones, ya que existe una amplia riqueza arquitectónica (son poblaciones coloniales), cultural, y agrícola. Simplemente una mayor visibilidad contribuiría mucho a obtener más inversión.
Existe una deuda histórica que es necesario saldar, que se repagaría con creces. La población es humilde y laboriosa, no dada a pedir o demandar dadivas. Repagar esta deuda por medio de inversión generaría condiciones para que, con respeto a la dignidad, se logre construir un futuro de progreso.