¿Por qué se dio la independencia de América?
Jose S. Azcona Bocock
Las acciones que llevaron a nuestra separación de la madre patria tuvieron una serie de orígenes complejos y lejanos. Tal como indica nuestro himno nacional, la Revolución francesa fue un detonante importante, aunque no únicamente por la divulgación de las ideas de la ilustración. Fue el proceso dado en España como consecuencia de esta revolución, y la era Napoleónica que la sucedió, que tuvo consecuencias importantes para sus relaciones con la América.
En primer lugar, las instituciones metropolitanas, al perder su independencia, exhibieron una debilidad muy fuerte ante sus dependencias. Más peligroso aún, potencias extranjeras como la Gran Bretaña y Estados Unidos estaban prestas a tomar ventaja de esta debilidad. Por medio de Las abdicaciones de Bayona de 1808, Carlos IV y su heredero Fernando VII cedieron sus poderes a Napoleón. Al hacer eso, abrieron las puertas a la invasión francesa del territorio español, la cual fue rechazada por los territorios americanos que nunca aceptaron a José Bonaparte (a)Pepe Botella como gobernante. Las élites hispanoamericanas perdieron su confianza en la durabilidad de los arreglos de protección del estado y su relación de dependencia con la metrópolis.
El segundo efecto fue la diseminación de las ideas de libertad y representación promovidas por la Revolución francesa, e interpretada localmente dentro de la metrópolis española. Al abdicar la autoridad real, de forma residual o supletoria, diferentes juntas o consejos asumieron el poder en su nombre. El estado español estaba constituido de reinos que no tenían una subordinación unos con otros sino únicamente a través de la corona, por lo que las juntas constituidas en la América no eran de carácter colonial, sino tan españolas como las que se constituían en la península.
El proceso de independencia se inicia por una confusión sobre la residencia de la legitimidad de la corona abandonada. Acompañado de las ideas liberales de representación, resultó en una receta para que el poder político se atomizara. Se intentó, a través de la Constitución de Cádiz (1812), lograr la construcción de un estado que abarcase a los españoles y que recogiese estas ideas, siendo el primer modelo de constitución representativa a esta escala.
Esta constitución tenía características interesantes, ya que fue el primer intento en la historia de crear un estado transcontinental constitucional. Según ella, los iberoamericanos y los peninsulares hubiesen compartido una nacionalidad cívica en igualdad de condiciones, con una legislatura que los representara a todos. Logró resolver en teoría lo que se hubiese requerido para crear una gran nación hispánica constitucional y moderna. Sin embargo, al culminar la guerra, se restauró a Fernando VII (1814) y este renunció a aceptar la Constitución, pretendiendo recobrar sus dominios por la fuerza. En el año de 1820, la rebelión de Riego permite la restauración de la Constitución, Pero ya era imposible recuperar la soberanía o la unión sobre la mayor parte de los territorios, especialmente porque Gran Bretaña ya había aceptado la separación y tenía control de la navegación en el Océano Atlántico. Adicionalmente, como ya se había probado en la guerra de la revolución de Estados Unidos, una guerra de sometimiento colonial entre sociedades de nivel similar de desarrollo era imposible. Con esto, el proceso de independencia se volvía irreversible en nuestra patria.
Es interesante que la mayor parte de la opinión documentada de ese periodo en Centroamérica era de continuar como parte de esta gran nación iberoamericana. El monumento a la Constitución erigido en Comayagua en el año de 1820 celebra esta aspiración, al igual que los escritos de José Cecilio del Valle. Los acontecimientos obligaron a construir una nacionalidad, con todo el poder, pero también los desafíos que conlleva. Comprender las causas que nos llevaron a ella nos permite afianzar nuestra identidad presente y futura.