Una deficiencia clara que tenemos en nuestro sistema de salud es la escasez de sangre para trasfusiones. Aunque las instituciones de beneficencia que tienen bancos hacen un esfuerzo considerable, resulta muy evidente que la dotación en reserva es deficiente. Sin ser profesionales de la medicina, es fácil evaluar que tenemos un problema grave en nuestras manos.
En primer lugar es necesario aumentar las donaciones. Actualmente se hace por medio de voluntarios, especialmente en la Cruz Roja, o parientes de personas que la necesitan. Necesitamos crear un sistema en el que las instituciones estén comprometidas con la donación de sangre de forma permanente. Esto abarcaría a las universidades, colegios (para 17 años y mayores), las Fuerzas Armadas, y la empresa privada. Donar sangre nunca podría ser considerado algo obligatorio pero sí se puede, al tener una participación directa de estas instituciones ofreciendo incentivos, lograr un nivel de donaciones considerable.
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