El Censo General de la República de Honduras de 1887, compilado por don Antonio R. Vallejo, representa un paso importante para el Estado de Honduras para aprender a conocer su propia realidad. Aunque desde tiempos de los romanos y otros pueblos antiguos se acostumbra censar a la población y también recolectar información sobre sus bienes y habitaciones, nuestro país había sido incapaz durante todo el periodo de la independencia hasta llegar a la reforma liberal de medir su población o las condiciones de vida de la misma. Aun el gobierno colonial había producido censos muy parciales e inexactos.
El enorme esfuerzo y la originalidad de quienes lo llevaron a cabo es evidente en todo este documento. Este censo adolece de una serie de fallas, las cuales son mitigadas primariamente por la admisión clara de las mismas. Estas refieren a los lugares donde no se podía censar y a las dificultades de alcanzar algunas poblaciones apartadas, e igualmente de compilar resultados con la dificultad de las comunicaciones y los bajos niveles culturales y de educación. Mucha información se presentaba sin las condiciones de tabulación requeridas. Al construir el censo notamos esas limitaciones, así como las resultantes de una tabulación manual. Esta no permitía poder hacer un análisis estadístico y hacer comparativos sobre las diferentes regiones del país.
Leer más