Una enorme fuente de erogación en el sector público es en vehículos, su mantenimiento, choferes y otros gastos colaterales. Si observamos la conducta de la mayoría de las empresas privadas, vemos que estas tienen flotas mucho menores; la mayor proporción posible de los empleados utiliza su propio vehículo y lo opera personalmente. Ud. vaya a cualquier institución financiera, operación industrial o de servicios privada y no verá una flota de vehículos de la institución (o un ejército de choferes para los mismos). Reciba una visita o asista a una reunión con empleados de cualquier institución privada, al nivel que sea, y se llevará la misma impresión. Por tanto, es recomendable, basado en esa experiencia, pasar a uso de vehículos personales cuando sea posible.
El vehículo es un activo fijo de alta depreciación y costo considerable. Como el estado necesita comprarlos nuevos, es necesario que los mismos se desgasten completamente para proceder a la compra de uno nuevo. Esperar resulta en un incremento considerable en los costos de mantenimiento del mismo o pérdida de capacidad de uso.
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