La inteligencia artificial (IA) aplicada a la economía ha dejado de ser un elemento teórico o marginal. Con un mercado que llegará a los $USD 200 mil millones y un crecimiento anual esperado superior al 20% por la siguiente década, continuará siendo una parte cada vez más importante de la actividad económica.
A diferencia de otras tecnologías que han requerido mucha infraestructura y personal especializado, la naturaleza simple de las interacciones permite dar saltos tecnológicos que colocan a países en niveles competitivos con las ubicaciones más avanzadas del mundo. Los motores o cerebros disponibles son exactamente los mismos y requieren poca formación especializada para acceder a ellos.
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