La Universidad Nacional Autónoma de Honduras es una institución que pertenece al pueblo hondureño, pero que con el pasar del tiempo se ha ido desarrollando la imagen de que es un ente, mucho mas que autónomo, automático, progresivamente mas resistente al cambio, cuyas estructuras se inmovilizan a medida que se van enraizando y que no existe ninguna forma que el país pueda influir en su rumbo, bueno o malo.
Me refiero a una percepción generalizada, la que desgraciadamente resulta en una actitud de “nuestra universidad no funciona”, “no hay nada que se pueda hacer”, “hay que barrerla de raíz” y otras similares. Dentro del las estructuras de la Universidad, concurrentemente, se ha forjado una mentalidad de fortaleza: la creencia que todos los demás agentes de la vida pública es enemigos de la misma y pretenden su destrucción.
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