Una persona mayor de 35 a 40 años es considerada no empleable en dichos campos de nuestra economía. El nivel de frustración sentimiento de marginación y daño al potencial de estas personas al limitar su oportunidad de empleo es innegable. Y el efecto pernicioso en la política va mucho mas allá, afectando nuestra economía en general, la distribución de ingresos, y finalmente a las mismas empresas que actúan de esta forma.
Al limitar el acceso al mercado laboral a las personas mayores estamos desperdiciando a quienes han acumulado una experiencia en diferentes campos y que a la vez tienen como promedio una mayor madurez y un mejor criterio. Si bien se aduce por el contrario su más limitada capacidad de asimilar innovaciones y el mayor potencial para tener una vida productiva más corta, estas razones están b asadas en criterios meramente subjetivos, no comprobables en la mayoría de los casos. Estos son los que se denominan con el nombre de prejuicios, que nuestras leyes y acciones deben de buscar eliminar.
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