Publicaciones en Sociedad
Necesitamos feriados predecibles

Aunque resulta antieconómico e ineficiente visto desde un punto de vista inmediato, tenemos razones para darnos días feriados. Existen algunos de ellos de dudosa validez, como ser el 14 de abril, fecha de fundación de la Unión Panamericana (actual Organización de Estados Americanos), la cual es una valiosa y querida organización, pero la vasta mayoría de los piases de América no reconocen este día como feriado nacional. Sin embargo, la mayoría de ellos son aceptados por los diversos sectores como justos y legítimos.

El problema principal con los feriados no es su cantidad, sino su ubicación errática dentro de la semana laboral, o que su aplicabilidad y movimiento son arbitrarios. Hemos visto feriados cambiados, cancelados, reaprobados, etc. resultando en una gran confusión, con todos sus efectos negativos. Por esto proponemos que se haga una tabla única a comienzo de cada año, con criterios permanentes de eficiencia, que permita al gobierno, particulares y empresas hacer una planificación anual.

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¿Los ciudadanos y el poder?

Hemos visto durante esta década el surgimiento del concepto de “Sociedad Civil”, junto con otros relacionados como el concepto de convergencia entre sectores y el crecimiento en numero, poder, e identidad de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Estas tendencias tienen como objetivo la descentralización y la devolución de poder a los ciudadanos, reduciendo el protagonismo del gobierno en muchos campos de la vida nacional. Estos objetivos son loables, y deben ser apoyados decisivamente por el gobierno y la misma sociedad.

Haciendo un análisis de este proceso vemos que gran parte del proceso ha consistido en que el gobierno central mantenga todas sus funciones mientras delega en organismos menos representativos y bajo menos escrutinio legal y publico alguna parte del proceso de toma de decisiones y manejo de recursos. Se pretende ahora, en algunas propuestas políticas, institucionalizar este fait accompli creando estructuras de representación corporativista y otorgándoles funciones constitucionales. Estas propuestas, a pesar de las buenas intenciones de quienes las propugnan, pueden conducir a una mayor burocratizacion del estado, una reducción en la representatividad popular, un manejo más irresponsable de nuestros recursos, y un peligro latente para nuestra democracia.

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¿Respuesta inmediata o solucion permanente?

Tenemos una confusión severa sobre la relación entre las instituciones gubernamentales y la política partidaria. Esto es evidente y es un problema que se puede atacar existiendo la voluntad política necesaria. Es muy fácil atribuir a quienes detentan posiciones de autoridad en determinado momento la responsabilidad de este problema. Sin embargo, la verdadera raíz es considerablemente mas profunda, y es la siguiente: ¿Se debe permitir al electorado juzgar a base de una respuesta inmediata a sus problemas, o sobre el potencial de buena y eficiente administración de los recursos públicos?

Creo que la preponderancia que se le da en la actualidad a la respuesta inmediata es sumamente perjudicial para la población, los políticos serios, la buena administración de los recursos públicos, y nuestras instituciones libres y democráticas. Al observar en el campo el juego político, se detecta un alto grado de mercenarizacion de parte de muchas personas y estructuras que resulta sumamente perjudicial. Por lo tanto se debe de regular la “Respuesta Inmediata” como herramienta política de forma legal.

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Porque necesitamos un codigo de etica

Muchas veces hemos visto como personas se aprovechan de posiciones de servicio publico para alcanzar un beneficio personal. Algunas veces este beneficio es obviamente ilegal, en los casos que incluye soborno, malversación de caudales con lucro, y otras similares. En otros casos, sin embargo, es posible que dicho beneficio sea de carácter incorrecto sin llegar a ser punible legalmente. Es nuestra posición de que tales acciones se pueden regular. Creemos que la frase “Lo que la ley no prohibe lo permite” es válida para los ciudadanos en el ejercicio de sus funciones privadas. Sin embargo, las personas que han prestado un juramento de cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes, y que administran los bienes de todos, deben ser sujetas a un escrutinio más estricto de sus acciones.

Para poder enfrentar el abuso, en primer lugar es necesario definirlo. Se debe diseñar un código de ética para los funcionarios públicos, con los respectivos medios coercitivos para hacerlo respetar. Este código debe de ser lo más explícito posible en describir los actos que son impropios, y de establecer claros limites de conducta para los funcionarios. No ha sido posible implementarlo, ni siquiera prepararlo, hasta la fecha. Creemos que a esta fecha los organismos gubernamentales encargados con esta tarea son capaces de implementarlo, asumiendo que existiese la voluntad política.

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