A los que nos gusta seguir las historias de negocios internacionales, vemos con fascinación como se levantan imágenes personales de los fundadores o gerentes y estas se desploman de una manera espectacular. Viendo las historias de Elizabeth Holmes (Theranos) y Adam Neumann (WeWork) podemos compararlo con los mitos de Dédalo e Ícaro, Hubris(arrogancia) seguido de Némesis(castigo). Estas historias han fascinado a la humanidad desde inicios de la civilización.
Estas sirven como advertencia sobre los peligros de la arrogancia, y en particular de dos manifestaciones: la creencia que nuestra voluntad es suficiente fuerte para despreciar las circunstancias, y que nuestra imagen personal abarca lo colectivo. Ambas manifestaciones pueden alimentarse mutuamente creando una espiral descendente de ambición y destrucción.
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