Como fortalecer nuestras familias

Jose S. Azcona Bocock

Se ha considerado un tema prohibido en la esfera pública lo que es la construcción y mantenimiento de unidades familiares viables en Honduras. Por varias razones se ha considerado que estos temas corresponden más a los valores a de cada persona, a las instituciones religiosas, y a cualquier otro ente no relacionado con el Estado. Por tanto al considerársele un teme prohibido y fuera de límites para el análisis público, se hace difícil discutirlo sin señalamientos de una orientación religiosa o ideológica definida.

La realidad es que la falta de familias fuertes en nuestro país tiene una importancia económica y un impacto social en toda la comunidad. Las ventajas derivadas de tener familias nucleares constituidas va mucho mas allá de la esfera moral o de valores (que por su naturaleza son subjetivas). Estas abarcan la economía, la educación, la salud y la calidad de vida, áreas definitivamente de interés público.

Una sociedad que dedica una mayor proporción de sus recursos en nutrir y preparar a su próxima generación definitivamente que a la larga estará mejor. La calidad de vida, salud y las expectativas de avance de los niños mejoran material y psicológicamente cuando crecen en un hogar constituido. Cuando hay dos padres, hay más atención, recursos y cuidado generalmente que con uno solo. Esto se traduce en un mejor rendimiento en la inversión que haga la sociedad en la salud y la educación de éstos niños.

Las familias constituidas además son unidades económicamente más racionales. La economía de escala que se obtiene para los gastos de alimentación, vivienda, transporte, etc. resulta en que cada uno de los padres pueda disponer más eficientemente de su dinero, resultando en mas tiempo libre para poder atender la familia o tener un mayor excedente económico par mejorar la calidad de vida.

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Que la sociedad prefiera familias bien constituidas no representa ningún juicio de valor sobre quienes no la tengan. No se pretende dar ningún tipo de ventaja moral o superioridad a quienes tengan o provengan de una familia constituida. Sin embargo, si debemos de tomar acciones legales par incentivarlas ya que es en interés general.

En primer lugar, debemos de dejar de pretender que la ayuda estatal sea dirigida exclusivamente a las familias como una sola cabeza. Debemos modificar nuestra política de ayuda social para abarcar las familias trabajadoras que están haciendo un esfuerzo y que no deben de ser penalizadas por su condición matrimonial. Debe además de existir un incentivo fiscal par los matrimonios, ya sea como créditos o con un sistema de declaración conjunta que permita incluir dependientes, para evitar penalizarles disfrazadamente como actualmente.

Este proceso debe ir ligado a las medidas coercitivas y punitivas contra la paternidad y maternidad irresponsables, que deben hasta de incluir sanciones penales para quienes violen sus deberes de manutención para sus hijos y a quienes se rehúsen a aceptar su paternidad. Se hace posible tener una acción estatal coherente en pro de las familias al conjugar ambos aspectos.

Los hondureños como sociedad no debemos limitarnos a pretender paliar los efectos de los fenómenos sociales como ser la desintegración familiar y la paternidad irresponsable. Debemos tomar medidas para promover familias más fuertes y cohesivas y así lograr una mejora calidad de vida y oportunidades más amplias para las generaciones venideras.

(2005)