Las profesiones del futuro

Jose S. Azcona Bocock

La nación hondureña ha seguido con mucha atención la actual crisis de las reformas a la Universidad Nacional. Si bien este es un tema que amerita la atención de todos, y es saludable que esté en la palestra pública, creemos que es necesario enfocar más la discusión en los resultados deseados que en las formas  de cómo llegar a ellas.

El sistema universitario público esta constituido con la finalidad primaria de dotar al país de los profesionales a nivel superior que requiere. Esto significa que debe graduar las cantidades necesarias de personas que nuestra economía y sociedad requieren actualmente y requerirán en los años venideros en las diferentes áreas. Además de esto, debe asegurar que el programa educativo de estos profesionales esté orientado a crear la disciplina intelectual e inculcarles los conocimientos requeridos para el área indicada.

Si bien no existe un estudio científico sobre la abundancia o escasez de las diferentes categorías de profesionales en nuestro país, asumimos que existe una sobre oferta en algunas áreas legales y de las ciencias sociales. Esto está conjugado con una deficiencia de personas que egresan con títulos en el área técnica, especialmente relacionados con la  industria y los servicios. Una de las razones por las cuales nuestro país no obtiene inversiones en estas áreas, que generan un mayor valor agregado y son menos intensivos en mano de obra, es que no existen las personas calificadas en el grado y la cantidad requeridas en Honduras para hacer atractiva la inversión en las mismas.

El proceso de ir corrigiendo o mejorando este desbalance es de dos partes: la actualización con mejoras de programas de estudio, y un proceso de inducción que garantice la distribución mas racional de los números de estudiantes entre las diferentes carreras.

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Aunque no somos partidarios de la ingerencia de la empresa privada en el manejo directo de la Universidad, si creemos que para lograr que las materias y áreas cubiertas tengan una aplicación real, los empleadores o expertos en la practica de estos campos ayuden a priorizar aspectos de la enseñanza. Las carreras en la mayoría de los casos deben de tener mas materias electivas para cubrir la flexibilidad y amplitud que tienen casi todos los campos profesionales.

El segundo aspecto concierne a la inducción de los estudiantes a inclinarse por las carreras que el país necesita. En un mundo ideal cada cual estudiaría según su vocación y habría algo bueno esperándole al final congruente con esta vocación. Sin embargo, la experiencia de la Universidad nos demuestra que en muchos casos lo que decide es la facilidad de la carrera u otros factores similares.  Por tanto, es necesario que se induzca la participación en las carreras técnicas haciendo que los coladeros por reprobación hagan más accesible la participación en estas carreras, y simultáneamente crear estos mecanismos restrictivos para reducir el alto influjo de estudiantes a las carreras que se consideran saturadas. Esto puede ser complementado con el establecimiento de límites basados en orden de mérito para las clases superiores de algunas carreras.

La tarea de crear una Universidad para el Siglo XXI es de todos. No debemos tener miedo que presentar y discutir propuestas para mejorar lo que a la larga es la razón por la cual el sacrificado y pobre pueblo hondureño gasta el 6% de los ingresos de su gobierno.  Debemos hacerlo para preparar las mentes que tendrán la llave para abrirle un futuro de prosperidad y bienestar a Honduras.

(2004, LT)