Medidas de apoyo educativo
Jose S. Azcona Bocock
Siguiendo los ocho principios que propone la Unión Europea para mejorar la calidad de la educación, podemos estudiar la posible implementación de algunas de las medidas que proponen. El estudio teórico de las mismas, libre de prejuicios o intereses, puede ayudarnos a definir mejoras a nuestro sistema educativo. En particular, creemos que son relevantes los conceptos de mediciones, de inspectoría y de plataformas accesibles.
Las métricas son importantes para medir resultados, ya que sin números no existen mediciones objetivas posibles. La complejidad está en que las variables son muchas y es difícil aislarlas o interpretarlas correctamente. Las evaluaciones de conocimiento de los estudiantes por sí mismas son insuficientes para determinar la calidad de la enseñanza en un centro educativo o, más difícil aún, de un maestro en particular. Esto es porque los resultados dependen de una serie de factores que operan secuencialmente a lo largo del tiempo, y muchos son sociales o familiares externos. Las evaluaciones funcionan mejor como parte de una medición a lo largo del tiempo y acompañadas de otros parámetros que ayuden a dar contexto, y que su peso no cree incentivos para adulterarlas.
Publicar los resultados a nivel escuela, y especialmente como una serie histórica, pueden ayudar a estimular la sana competencia y la confianza de las comunidades. Los resultados menores no necesariamente reflejan mala calidad de docencia, sino más bien la necesidad de desplegar más recursos. La eficiencia de estos recursos se puede calcular con las prácticas que exhiben mejores resultados.
Más eficiente aún es construir la confianza creando mecanismos de retroalimentación donde las comunidades compartan con los docentes los diferentes logros y desafíos. Recordemos que la comunidad no es únicamente un receptor pasivo, sino que puede participar activamente en reforzar y apoyar las labores de la escuela (logística, refuerzos, comunicaciones, etc.). Las Asociaciones de Padres de Familia de cada escuela y la comunidad de madres y padres de cada grado pueden jugar un papel importante si se crean los espacios institucionalizados de relación con el equipo docente.
La inspectoría es un mecanismo paralelo al operativo encargado de vigilar el cumplimiento y hacer recomendaciones de mejoras. Su función de supervisar el cumplimiento y retroalimentar es muy valiosa. Para que un sistema de inspectoría funcione es necesario que esté vinculado a varios niveles con las Direcciones de Educación (departamental, municipal, de centro), y poder también servir de vehículo a las inquietudes y reportes de los padres de familia. Estudiando el organigrama del Ministerio de Educación, la Dirección General de Evaluación y Calidad Educativa cumple en parte esta función, pero para lograr una inspectoría completa se necesitaría reconfigurarla y potenciarla, además de fortalecer su posición jerárquica. Entre las funciones de esta inspectoría está el desarrollo de las métricas y su implementación.
Nuestro sistema de manejo de temas públicos tiende a premiar la centralización. Los temas de educación se estudian y debaten a nivel nacional y no en cada centro escolar. Es importante que los actores locales (la dirección del centro educativo, la comunidad, el municipio, las asociaciones de maestros) tengan más acceso a la información y capacidad de resolver sus problemas. La tecnología y la mejora en las comunicaciones ayudan en esto, ya que es posible crear una plataforma nacional (a través de la inspectoría) para que los problemas se conozcan y solucionen localmente, queden documentados y sean atendidos por la autoridad superior si se requiere.
Tenemos la capacidad de crear formas para modernizar la administración de nuestro sistema educativo utilizando como base lo existente y agregándole las herramientas que da la experiencia de otros y los avances de la tecnología. No estamos condenados a tener un sistema estancado o de bajo rendimiento, sino que podemos construir un verdadero motor de progreso con inclusión y espíritu social.