Nuestro Servicio Exterior ha tenido una historia muy interesante. En él han servido los mas ilustrados y decentes patriotas, juristas de primer orden, e intelectuales de prestigio. Junto con ellos han servido prófugos de la justicia, arlequines y timadores, narcotraficantes y drogadictos, hijos mediocres e hijas casaderas de los poderosos. Ha servido para premiar amantes o exiliar informantes indiscretos. En fin, a pesar de existir una cantidad de buenos funcionarios (una buena parte de ellos), el sistema ha sido abusado históricamente de una forma muy irresponsable. Esto es doblemente doloroso: nos afecta terriblemente la imagen en el exterior, y además hace que los limitados recursos del estado sean malversados.
Creemos que los problemas del servicio exterior caen primariamente dentro de dos categorías: selección de personal, y estructuración de la carrera. No existe una forma estructural de corregir estos problemas en la actualidad, por excesiva que sea la buena voluntad de las autoridades si no se elimina la arbitrariedad en los procesos de nombramiento y promoción. Es imperativo establecer una estructura organizada de forma legal en estas dos áreas para lograr un servicio exterior serio.
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