La segunda manifestación del “abultamiento” demográfico de la población de adolescentes jóvenes es el aumento en las tasas de violencia y de los desafíos del desplazamiento acelerado de personas. La migración interna (urbanización) y la emigración, constituyen factores que aumentan la incidencia de la violencia en condiciones de seguridad pública estable. Es decir, sin contar el efecto del crecimiento del tráfico de drogas, crimen organizado y grupos delictivos, las condiciones están dadas para un nivel de violencia creciente.
Es un hecho probado por las ciencias sociales que la cantidad de violencia en una sociedad está correlacionada con la cantidad de adolescentes y adultos jóvenes, en particular del género masculino. Las estadísticas del Observatorio de Violencia de la UNAH indican que las edades entre 20 y 34 años son víctimas de homicidio a una tasa global del doble del promedio (no hay estadística de hechores), que se puede interpretar como una doble propensidad a participar en actos de violencia que la población en general.
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