Una politica energetica permanente
Jose S. Azcona Bocock
La compra de los 410 MW de electricidad es un hecho. Independientemente del trasfondo legal u otros colaterales del proceso, este ya ha sido concluido. En efecto, se ha logrado una reducción considerable en el costo de nuestra energía eléctrica con respecto de lo que pagábamos en el pasado, y esperamos que este beneficio sea transferido al consumidor. Sin embargo, el momento no es para buscar responsable por lo que no estuvo bien, ni de congratularnos por lo positivo, sino de comprometernos a fijar la columna vertebral de una política energética nacional permanente.
Esta puede ser muy sencilla en su concepto: Como es más beneficiosa para Honduras la energía hidroeléctrica que la térmica, debemos aprovechar el espacio de tiempo brindado por la compra de los 410 MW para el desarrollo de proyectos hidroeléctricos, bajo el esquema de concesionamiento más conveniente. Y la meta debe de ser de no volver a incrementar el parque térmico.
La energía hidroeléctrica tiene un costo inicial superior. Definitivamente que la inversión en obra civil es mucho mas considerable que en plantas térmicas. Sin embargo, a largo plazo este efecto desaparece por que la mayor proporción de la inversión es en obra civil permanente. Además, el insumo de producción (el agua) es obtenible gracias a la acción de la naturaleza y no tiene un costo especifico como los petroquímicos necesarios para la generación térmica.
La construcción de embalses tiene otras ventajas: nos permite el control de inundaciones y la posibilidad de desarrollar sistemas de irrigación agrícola. Las crecidas de los ríos tienen un costo directo considerable en perdidas de bienes (en algunas ocasiones, de vidas con un valor incalculable) y un costo indirecto en la construcción de sistemas de irrigación de las mismas (bordos, etc.). Estas, en gran medida, ocurren debido a la ausencia de un sistema de manejo hidrológico.
Existe también la consideración del efecto indirecto en la economía. Una mayor proporción de la inversión en generación hidroeléctrica se ejecuta con productos, proveedores, y mano de obra nacional que en la alterna. Sumado esto a la dependencia en la importación de productos derivados o relacionados con el petróleo (como ser el gas natural), que tienen costo variable, con la consiguiente dificultad para estabilizar y planificar tarifas de servicio a largo plazo.
Aunque el impacto ecológico inicial de la construcción de embalses es significativo, el hecho que el insumo de producción sea completamente limpio resulta en un menor impacto en el ambiente a largo plazo que la combustión de petroquímicos.
El financiamiento de este tipo de proyectos no es sencillo. En los años 70’s había exceso de liquidez en la banca internacional, y pretendían colocar la mayor cantidad de recursos posible en proyectos masivos en países en vías de desarrollo con poco cuidado por la factibilidad de los mismos. Ahora hay que recurrir al capital de riesgo, empresas nacionales o internacionales de generación de energía (incluyendo las involucradas en generación térmica) trabajando en conjunto con el gobierno central y con participación social activa y permanente. Las acciones a tomar deben de ser discutidas públicamente para asegurar las mejores condiciones para Honduras.
La solución del problema energético de Honduras es una tarea a largo plazo. Por tanto es necesario que arranquemos este proceso con la mayor brevedad posible aunque tengamos suficiencia de energía hasta el 2009 con esta ampliacion del parque. Cuando el Cajón se concluyo en 1985, se contaba con su capacidad de cubrir el crecimiento en la demanda nacional por los ocho años subsiguientes. No se tomo ninguna acción adicional para hacer crecer el suministro y al llegar 1994 estábamos a oscuras. La probabilidad que esto se repita es remota, sin ser excusa para no desarrollar un sistema permanente de desarrollo energético.
(2003, LT)