El voluntariado y las donaciones

Jose S. Azcona Bocock

La mejor forma de una sociedad tiene de transferir recursos de los que tienen más a los que tienen menos son las aportaciones voluntarias de dinero, tiempo u otros recursos. Con organizaciones de servicio honestas y eficientes se reduce el potencial para el despilfarro, la duplicidad, o la ineficiencia. Además, es mucho más eficiente y agradable que haciéndolo por medio del cobro de impuestos y administración burocrática.

Que nuestro país necesita enormes cantidades de recursos voluntarios para aliviar nuestros problemas sociales es innegable. Lo que ocurre es que nuestras organizaciones benéficas carecen en muchos casos de los medios adecuados para llegar a los potenciales contribuyentes. Si le sumamos a esto la desconfianza que generan algunas organizaciones no reguladas o transparentes que supuestamente se dedican a la beneficencia, descubrimos que hay un gran potencial no explotado de buena voluntad que está esperando solo las condiciones para comenzar a servir.

En primer lugar, necesitamos que las organizaciones de beneficio eleven su perfil. Este perfil debe estar basado más en la actitud o el fin que desempeñan, que en la personalidad de quienes la dirigen. Si bien entendemos que una de las motivaciones principales de la filantropía es el deseo de reconocimiento público enfocar la atención hacia las personas vuelve más ineficiente la tarea de comprometer a otros con la causa. Este ha sido el gran éxito de las organizaciones internacionales, o extranjeras de servicio comunitario. Su organización no está diseñada para dar preeminencia a las personalidades de sus directivos más que al conjunto o a la labor que desempeñan.

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Necesitamos que haya más agresividad compartida con los sectores financieros para crear mecanismos mas ágiles de captación de recurso. Recuerdo que en los Estados Unidos, se podían hacer deducciones automáticas para cualquiera de las organizaciones benéficas reconocidas directamente del salario. Este sistema podría aplicarse en Honduras.

Para ganar la confianza del donante, es necesario también limitar los abusos y la mala administración que se pueda dar en algunas organizaciones. Debe de existir una legislación tributaria que si bien garantice la exención de los ingresos del pago del impuesto sobre la rente, que hayan parámetros sobre gastos, salarios, e inversiones que puedan ser debidamente auditados. Además de esto, se debe de restringir las áreas en las que se puede dar privilegios a organizaciones sin fines de lucro. El Estado debe de tener a disposición pública la lista de las organizaciones que en efecto reúnen estos requisitos.

Con estas medidas garantizamos un mejor manejo y aprovechamiento de los fondos disponibles. Además, logramos general la confianza entre los donantes y voluntarios en las instituciones que apoyan. Esto resulta en una espiral de crecimiento que produce más dinero y más transparencia.

Por último debemos asegurar que la inversión de recursos sea racional por ejemplo, el complejo del Hospital Escuela es un gran receptor de ayuda de diferentes instituciones. Se han visto en la necesidad de orientar las acciones benéficas hacia los lugares donde se necesitan ya que se tenían excedentes o duplicidad en muchas de las acciones que se llevaban a cabo en beneficio del hospital y sus pacientes.

La tarea de crear una sociedad más justa y compasiva depende en gran medida de nuestras agrupaciones de servicio comunitario. Sin embargo, no debemos dejar que esta corriente de solidaridad y compromiso se desperdicie al no encausarla de manera más racional, transparente, y efectiva a los mismos fines que percibe.

(2005)