Los puertos libres: costos y beneficios
Jose S. Azcona Bocock
El origen del Puerto Libre es como un lugar de intercambio de mercaderías. El primer puerto completamente libre fue el de Singapur, establecido en 1819. La intención detras del concepto es que aunque se eliminen los ingresos arancelarios, el incremento del comercio producto de los mismos resulta en una mayor base tributaria y prosperidad para la comunidad. Es decir, si otros vienen a trasbordar sus mercaderías en el puerto la actividad del mismo aumenta.
Los puertos libres aéreos se originan de los aeropuertos que servían de puntos de trasbordo para los vuelos transatlánticos de los años 1950´s. Particularmente el aeropuerto de Shannon, en Irlanda, que era el último en el continente europeo antes de iniciar el vuelo hacia Norteamérica. Shannon se dedicaba a aprovisionar de combustible las aeronaves y quienes lo administraban concibieron que podían aumentar el comercio del aeropuerto se vendían productos importados directamente al aeropuerto y sin pagar impuesto de ventas.
Este fue el origen de las tiendas puerto libre como las conocemos. Representan un beneficio económico considerable a los aeropuertos de trasbordo, pero en un país con pocos controles arancelarios y cero trasbordo de pasajeros como el nuestro su impacto es muy diferente.
En primer lugar, ya sea de los puertos libres aéreos o terrestres es muy fácil comprar mercaderías para consumo interno sin pagar los impuestos respectivos. Considerando que la mayoría de productos que se venden son licores, tabaco y perfumería (alto valor por volumen, y sujetos a aranceles especiales) se ve el enorme daño que se le causa al fisco con esta defraudación).
Esto va en detrimento de la economía nacional en otros aspectos además. Al poner a la venta estos artículos suntuarios importados a un precio mucho menor que el de mercado se distorsionan los patrones de consumo, afectando los recursos (aunque muy levemente) disponibles para el consumo interno o inversión. Además, se afecta a quienes de dedican a comerciar estos bienes cumpliendo todos los requerimientos tributarios y arancelarios haciéndoles una competencia desleal.
Esto hay que contrastarlo con los beneficios obtenidos. Como mencionamos anteriormente, el beneficio potencial de estos establecimientos para el anfitrión es general una actividad comercial que no existía en ausencia de los mismos. Considerando que nuestros aeropuertos y puestos fronterizos no son lugares de trasbordo entre terceros países, y que el usuario es ante todo el viajante hondureño vemos que este beneficio es virtualmente inexistente.
Considerando los costos y beneficios es necesario clausurar las tiendas libres de impuestos en nuestros aeropuertos y fronteras. Estos establecimientos constituyen una actividad que ha sido legal en su existencia (aunque desgraciadamente en muchos casos no en su aplicación), por lo que deben de ser desfasadas con todas las salvaguardas y consideraciones para quienes han invertido y laboran en ellas. El proceso debe de ser gradual y sujeto a un calendario razonable. Sin embargo, es necesario tomar esta medida para eliminar esta laguna fiscal que esta dañando los intereses de Honduras.
(2005, HC)