Un ejemplo interesante y exitoso de descentralización y manejo autónomo es el desarrollo de las juntas de agua comunitarias. En Honduras existen una gran cantidad de estas organizaciones, especialmente en el área rural, desarrollando y manteniendo sistemas de aprovisionamiento de agua potable. Esto lo logran con un mínimo de burocracia, y con participación ciudadana activa.
El éxito de las juntas de agua se debe a que son una organización comunitaria independiente. La participación gubernamental (ya sea nacional o municipal) tiende a producir apatía y un menor grado de colaboración de parte de la población. Cuando el sistema se degrada, hay robo, o hay desperdicio, la comunidad responde con su facturación. Esto crea una presión social de cumplimiento tanto de los administradores como de los usuarios infractores, de la cual se carece en un sistema general.
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