Apuesta a los servicios remotos

Como complemento de la actividad industrial en la que estamos adquiriendo una ventaja potencial, está el proveer servicios remotos a las empresas. Esto abarca tanto los modelos ya conocidos de “Call Centers” y los más generales conocidos como “Business Process Outsourcing”, incluyendo además una gama creciente de servicios tanto individuales como corporativos. El rubro sigue creciendo con la mejora en las telecomunicaciones, digitalización y otros avances relacionados.

Este rubro permite vender servicios de forma individual, por ejemplo, utilizando plataformas colectivas como Upwork o Fiverr. Se ofrecen los servicios por tarea o tiempo a un costo fijado por el individuo. Tanto el proveedor como el cliente tienen una calificación, reportes, e historial que hacen transparente la contratación. La plataforma maneja el pago cobrando una comisión, por lo que no hay riesgos de incumplimiento. Estas plataformas han permitido el desarrollo de venta de servicios más masivamente, lo que ha resultado en empresas o cooperativas que se han ido desarrollando a medida crece el mercado y la reputación del proveedor.

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La apuesta a la industrialización

Nuestra competitividad como país, en términos de poder exportar o producir para consumo local, depende de los costos locales comparados con los de nuestros competidores potenciales. Estas ventajas o desventajas comparativas sufren de variaciones a lo largo del tiempo. Debido a nuestro pequeño tamaño de economía, el efecto depende más de la evolución que tienen economías de mayor tamaño.

La actividad industrial básica requiere de múltiples insumos y, para ser competitiva, el costo de la combinación de estos debe ser menor que el del rival. Estos incluyen transporte, comunicaciones, energía y el costo de la mano de obra. Entre más elemental es la actividad, el factor costo de mano de obra se vuelve más importante. Para actividades más elaboradas, el efecto disminuye, pero no deja de ser sustancial.

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Posibles efectos de los cambios demograficos

La segunda manifestación del “abultamiento” demográfico de la población de adolescentes jóvenes es el aumento en las tasas de violencia y de los desafíos del desplazamiento acelerado de personas. La migración interna (urbanización) y la emigración, constituyen factores que aumentan la incidencia de la violencia en condiciones de seguridad pública estable. Es decir, sin contar el efecto del crecimiento del tráfico de drogas, crimen organizado y grupos delictivos, las condiciones están dadas para un nivel de violencia creciente.

Es un hecho probado por las ciencias sociales que la cantidad de violencia en una sociedad está correlacionada con la cantidad de adolescentes y adultos jóvenes, en particular del género masculino. Las estadísticas del Observatorio de Violencia de la UNAH indican que las edades entre 20 y 34 años son víctimas de homicidio a una tasa global del doble del promedio (no hay estadística de hechores), que se puede interpretar como una doble propensidad a participar en actos de violencia que la población en general.

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El dividendo demográfico

Los efectos de la transición demográfica no se reflejan de forma inmediata en todas sus manifestaciones. La población que llega a la mayoría de edad actualmente nació hace casi dos décadas, y su ritmo de crecimiento refleja los patrones que estaban vigentes en ese momento.

Por tanto, la población económicamente activa potencial continuará creciendo a un ritmo que se acerca a un 4% anual.

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