La tentación militar

El involucramiento de la fuerza armada del estado como soporte de la acción política de los gobiernos es una tentación muy fuerte. Esta se da primariamente en los casos en que un gobierno está intentando hacer crecer sus capacidades o se encuentra bajo amenazas crecientes. Tener a la mano un recurso organizado, comprometido con la obediencia a la autoridad, con importantes capacidades ejecutivas y posiblemente con un alto capital social, incita el deseo de los gobernantes de utilizarlo para sus fines. El riesgo es que, al hacer uso de este para estos menesteres, se puede contaminar y afectar tanto sus intereses institucionales como los públicos. Es importante estudiar cómo se han dado estos casos para derivar lecciones e intentar prevenirlos.

Los estados antiguos no hacían distinción entre el militar y el civil. El ciudadano romano tenía la condición de soldado de forma automática y los mandos militares se alternaban con los civiles en una carrera de liderazgo. El estado medieval era militar en su naturaleza, ya que la naturaleza original del servicio feudal por el cual se asignaban tierras era el de las armas.

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Julio César y Marco Aurelio: tipos de autobiografía clásicos

Escribir es la forma de explicar quién somos y comunicarnos con el futuro. Se dice que los pueblos sin letras carecen de memoria y están condenados al olvido. Entre los cimientos de una tradición literaria está el que las personas narren su propia realidad, y representa un avance sobre la mítica o dinástica (que son las primeras formas literarias en desarrollarse).

La existencia de obras autobiográficas (de distintos tipos) permiten que otros se enriquezcan de los recuerdos y pensamientos de quien las escribe. Tienen la ventaja de permitirnos acceder a la mente de sus creadores, y lo primero que podemos descubrir es que tenemos más similitudes con personas de otras culturas o tiempos de lo que pudiéramos imaginar.

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El censo de 1887 digitalizado: introducción

El Censo General de la República de Honduras de 1887, compilado por don Antonio R. Vallejo, representa un paso importante para el Estado de Honduras para aprender a conocer su propia realidad. Aunque desde tiempos de los romanos y otros pueblos antiguos se acostumbra censar a la población y también recolectar información sobre sus bienes y habitaciones, nuestro país había sido incapaz durante todo el periodo de la independencia hasta llegar a la reforma liberal de medir su población o las condiciones de vida de la misma. Aun el gobierno colonial había producido censos muy parciales e inexactos.

El enorme esfuerzo y la originalidad de quienes lo llevaron a cabo es evidente en todo este documento. Este censo adolece de una serie de fallas, las cuales son mitigadas primariamente por la admisión clara de las mismas. Estas refieren a los lugares donde no se podía censar y a las dificultades de alcanzar algunas poblaciones apartadas, e igualmente de compilar resultados con la dificultad de las comunicaciones y los bajos niveles culturales y de educación. Mucha información se presentaba sin las condiciones de tabulación requeridas. Al construir el censo notamos esas limitaciones, así como las resultantes de una tabulación manual. Esta no permitía poder hacer un análisis estadístico y hacer comparativos sobre las diferentes regiones del país.

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La Casa Presidencial en 1986

Quiero compartir lo que fue la experiencia de haber conocido la Casa Presidencial en 1986, que era ya para ese tiempo un monumento histórico y reflejaba el peso de esa historia al haber sobrevivido décadas de uso con mínimas modificaciones y variable mantenimiento.

El acceso principal (y único peatonal) era la rotonda, donde todos los días se aglomeraban decenas de personas de distintas partes del país para hacer sus peticiones o dar seguimiento a sus trámites. La Casa Presidencial era un referente para las delegaciones que venían del interior, ya que las comunicaciones no permitían fácil coordinación de citas y agenda desde el interior del país. La enorme cantidad de visitantes, el bullicio del trabajo, los grupos escolares y el patio abierto daban una impresión de vitalidad.

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